Remontándonos a sus orígenes, en octubre de 1973 se creó el Comité de Cooperación para la Paz en Chile, un organismo fundado por representantes de las Iglesias Cristianas. Su tarea se concentró en servir ayuda a los afectados por la represión, atendiendo los casos de prisión política; asesinato y desaparición, mediante la asistencia legal y judicial, custodiando y documentando las atrocidades cometidas por el régimen militar.
Sin embargo, el Comité Pro Paz fue presionado por la dictadura con amenazas públicas, hostigamiento a sus funcionarios y campañas de difamación confirmadas por la prensa oficialista. Motivos que promovieron su cierre, a dos años de su apertura. En respuesta a estas presiones, el arzobispo de Santiago, Raúl Silva Henríquez, solicita al papa Pablo VI la creación de la Vicaría de la Solidaridad, que entra en funciones en enero de 1976, siendo respaldado internacionalmente por la Iglesia Católica.